viernes, 10 de octubre de 2014

Steve Jobs

Apple y su filosofía de marketing


En enero de 1977 Steve Jobs, de 21 años de edad, cedió 33% de su empresa de US$ 5,309 a Mike Markkula, a cambio de una línea de crédito de US$ 250,000. Markkula había ganado millones con acciones de Intel (donde trabajó y ganó las acciones) a su salida de la bolsa.
Una de las primeras acciones de Markkula fue escribir, en apenas una página, la filosofía de marketing de Apple en la que destacaban la empatía, concentración y atribución.
Empatía, una conexión íntima con el cliente. 
"Vamos a comprender sus necesidades mejor que otra compañía", decían. 
Todos sabemos que comprender las necesidades de los clientes es clave. Georges Chetochine no piensa en los deseos, piensa en las frustraciones que tiene el cliente y cómo la empresa puede disminuir esas frustraciones y miedos del cliente; como Apple lo hace con sus equipos, todos muy intuitivos, gráficos y simples.
Conocemos también que la empatía es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, pero no es suficiente. Pocos saben que tienen que ir un paso más allá. ¿Qué hacer con ese sentir? ¿Qué hacer por el otro? La simpatía es la empatía aplicada.
Muchas empresas dicen que buscan satisfacer las necesidades de los clientes. Sin embargo, eso es totalmente básico e insuficiente. Lo importante no es satisfacer si no ir más allá de los deseos con la propuesta de valor. Es la milla extra, es lo que el cliente no esperaba y al recibirla se siente muy bien, porque sabe que "se merece" este extra que excede el costo total que le ha significado.
Atribución
"Marketing puro: los atributos que la gente graba en su mente basándose en las señales que esta emite", decían.
¿Cuántos libros tiene una librería como Crisol? ¿25,000 ejemplares? ¿30,000? En Estados Unidos un visitante dedica en promedio apenas 3 segundos a cada lomo o portada de libro, y cuando decide abrir uno, se da unos 25 segundos para formarse un juicio sobre el mismo. No importa cuanto esfuerzo, cuantas largas horas de duro trabajo o cuantas ilusiones guarde un libro, el cliente en apenas 3 segundos decide si es bueno para él o no.
Steve Jobs cuidaba cada detalle de sus productos y pensaba incluso en las sensaciones y emociones que se podían despertar en el cliente al momento de abrir el empaque. Cuidaba incluso "las partes traseras" de los productos y empaques, aquellos que el cliente no suele ver. Pero, si las viere, bien hechecitas, sentiría la sensación de que Apple cuidaba todos los detalles para él. Es evidente que el éxito de Apple se sustenta muchísimo en esta -aparentemente- simple filosofía de marketing.


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